La empresa del futuro ya está aquí
DEUSTO BUSINESS SCHOOL | 05/04/2022
Mila Pérez
Profesora de Deusto Business School
El mercado de trabajo hace ya tiempo que está en transformación, pero la verdadera palanca que ha servido para acelerar algunos de los cambios que ya se venían percibiendo ha sido la pandemia y entre ellos, uno de los más relevantes es, sin duda, el del teletrabajo, del que ya se ha escrito y comentado mucho, y por ello no centraremos estas líneas en este tema, ya que el teletrabajo no ha sido la única transformación vivida en los últimos tiempos. El crecimiento de perfiles profesionales freelances que ya habían ido creciendo en España, se ha acelerado. Es el caso de Millenials y Zetas, para quienes el trabajo para toda la vida en una misma organización no es que no sea ya una aspiración como pudo serlo en épocas pasadas, sino que es una condición no deseada. La movilidad prima ahora sobre otros posibles valores a la hora de buscar un destino profesional.
Es una de las razones por las que comenzamos a ver cómo muchos de los nuevos empleos se basan en trabajos por objetivos o por proyectos. Se trata de una situación que implica que el trabajador o trabajadora es más independiente, versátil, reaprendiendo continuamente y con habilidades digitales. Desde hace tiempo en países como Estados Unidos es una práctica habitual.
La autonomía de horarios, la gestión del tiempo, las mayores posibilidades de mejorar la conciliación de la vida personal y profesional son algunas de las claras ventajas del trabajo por objetivos. Eso, por no hablar de como la persona comienza a tomar las riendas y es capaz así de elegir desde qué lugar va a desarrollar su trabajo; con quién querrá trabajar y para qué proyectos.
Por eso cada vez es más relevante que las organizaciones entiendan que atraer el talento no es solo una cuestión de salario. Junto a un sueldo competitivo, este nuevo tipo de perfiles que está comenzando a surgir busca una empresa atractiva y ética que ofrezca la posibilidad de proyectos interesantes y motivadores, horarios híbridos, planes de formación y crecimiento personal y buen nivel tecnológico y que aporte valor a la sociedad cuidando a todos los agentes.
Otro de los aspectos que cada vez tienen más importancia está relacionado con la mayor demanda de perfiles tecnológicos. Algo que, lejos de ser un hándicap para el mercado español, es una oportunidad ya que, en mi opinión, estamos bien preparados en este terreno. De hecho, el talento tecnológico español está muy valorado.
En el campo de la tecnología se ha avanzado mucho en muy pocos años. Cada vez las universidades y centros de formación están más cerca del mercado laboral, se trabaja en colaboración por ejemplo para el diseño de planes de estudio.
Vivimos en una época de ‘Reskilling’ y ‘Upskilling’, en la que cobra más importancia que nunca la formación continuada y la readaptación de conocimientos a lo largo de toda la vida profesional. Las empresas y la sociedad requieren perfiles con excelente formación, orientación al aprendizaje, autonomía, autoliderazgo, capacidad de trabajo, gestión alta de las frustraciones y con mucha motivación para seguir creciendo.
Y si las nuevas incorporaciones valoran en gran medida la importancia de trabajar en una empresa ética y con compromiso social, las prioridades de las organizaciones para buscar el talento deben ser las de personas capaces de comunicarse bien con el equipo, de desarrollar habilidades digitales, de tener experiencia en modelos de trabajo híbridos y también con opción a poder desplazarse. Se debe cuidar a las personas, escuchando de verdad sus necesidades e intereses, adaptando los viejos modelos a las nuevas demandas laborales, nadie dijo que fuera fácil trabajar el compromiso organizacional, pero la buena noticia es que si se quiere, se puede lograr, las organizaciones “inteligentes” han entendido la máxima de “poner a la persona en el Centro” porque se lo creen de verdad, aprendamos de las buenas prácticas y de los ejemplos de éxito.
