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Los supervisores avalan la alta concentración bancaria y niegan que provoque problemas de competencia

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. EFE/Chema Moya/Archivo

Diego Larrouy

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En 2008, el top 5 de la banca en España estaba compuesto por Banco Santander, BBVA, La Caixa, Caja Madrid y Banco Popular. Al cierre de 2020, el quinteto de bancos más grandes de España estaba compuesto por Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell. Cuando acabe este curso, habrá cambiado de nuevo. Serán entonces Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Unicaja. Entre medias, se ha producido una de las mayores concentraciones bancarias de Europa, solo superada por Grecia, al pasar de una cuota de mercado de las cinco más grandes del 42% en 2008 al 66% en 2020. Para final de este ejercicio, la cifra se aproximará previsiblemente al 70%.

Sin embargo, esta situación no ha levantado, al menos públicamente, la preocupación de los supervisores bancario y de competencia en España. Ya sea de palabra (Banco de España), como de obra (CNMC), las autoridades que vigilan por el buen funcionamiento del sector han vuelto a avalar en los últimos días las fusiones que se han producido en este 2021 y que han transformado de nuevo el panorama bancario en España, con menos bancos pero cada vez más grandes, al tiempo que se reducen las sucursales y las plantillas.

El último aval ha llegado de la mano de la CNMC, hace unos días. El organismo que preside Cani Fernández y que vela por las normas de competencia en el país aprobó la operación que unirá próximamente a Unicaja y Liberbank, creando el quinto banco español por número de activos, superando a Bankinter, que temporalmente ocupa esa plaza. “La CNMC ha concluido que la operación no supondrá una amenaza para la competencia efectiva en este mercado a nivel nacional porque las cuotas resultantes no son relevantes, la adición (cuota de mercado que añade Liberbank a la nueva entidad) es reducida y existen competidores importantes”, señaló el organismo en un comunicado. Unicaja, que absorberá a Liberbank, únicamente ha tenido que cumplir con algunos compromisos en tres códigos postales de una sola provincia de España, Cáceres, donde ambos tienen una mayor coincidencia y donde quedarían con un solo competidor.

Algo más complejo fue el análisis que se hizo en el caso de la fusión de CaixaBank y Bankia. En este caso sí observó la CNMC una “amenaza” para la competencia en banca minorista por los “elevados índices” de concentración detectados en algunas zonas donde el solapamiento entre las dos redes era amplio. En concreto eran 86 códigos postales donde CaixaBank quedaba como monopolio o en duopolio con un solo competidor. Pese a estas advertencias, la CNMC avaló la operación a cambio de una serie de compromisos como no abandonar determinados municipios que pudieran quedar en situación de exclusión financiera. Sin embargo, la CNMC no vio amenaza para la competencia en determinados negocios como son los seguros, planes de pensiones o fondos de inversión, donde CaixaBank se afianzaba como líder controlando por sí misma entre un cuarto y un tercio de estas actividades.

La propia presidenta del organismo, Cani Fernández, defendió en los cursos de verano de la UIMP, en Santander, que sigue existiendo una competencia real en el sector bancario, despejando así las preguntas por si a la CNMC le preocupaba el alto nivel de concentración en España. “Tenemos todavía un entorno que permite la competencia suficiente, estructuralmente no me preocupa”, señaló . No me consta que no haya competencia en precios. La estructura permite esa competencia.

Todas las cifras constatan que en España se ha producido una gran concentración bancaria. Una muestra muy gráfica de ello es pasear por las calles de cualquier localidad del país. Las cinco grandes entidades que quedarán tras las fusiones de este año (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Unicaja) son la suma de 50 cajas de ahorros y bancos que se fueron fusionando tras el colapso financiero de 2008. Las estadísticas del BCE sitúan a España como el segundo país europeo donde más ha aumentado la cuota de mercado de los cinco grandes actores del sector, solo por detrás de Grecia. Esto ha provocado la pérdida de más de 100.000 puestos de trabajo (14.000 previstos este año) y de más de la mitad de las sucursales bancarias.

Es cierto que España todavía no es el país europeo donde el poder de los cinco grandes grupos del sector es el más elevado. Si bien, según las citadas estadísticas y tomando como referencia el último dato que aportan, antes de las fusiones de este ejercicio, España (66,4%) superaba con creces los datos de las otras grandes economías del continente. Por ejemplo, los cinco principales bancos alemanes ostentan apenas el 34%. En Francia, el dato se sitúa por debajo del 50%, al igual que en Italia. Únicamente Países Bajos, se sitúa por encima de España entre las principales economías.

Se espera que la brecha con los grandes países de Europa se amplifique este año, puesto que con las nuevas fusiones la cuota de mercado de los cinco grandes bancos españoles puede rondar el 70% del mercado. De hecho, aunque las fusiones han sido presionadas desde el BCE como una vía para mejorar la rentabilidad del sector bancario reduciendo costes, España, con dos grandes fusiones, ha sido prácticamente el único mercado donde se han producido fusiones reseñables en el sistema bancario de la zona euro.

Concentración o problemas de solvencia

Así, los supervisores financieros no solo no han frenado la ola de concentración en el sistema bancario español sino que las han promovido. Es por ello que, pese al fuerte aumento del poder de los grandes y la desaparición de bancos, el mensaje del Banco de España no ha variado en los últimos tiempos, avalando las fusiones y justificando los fuertes ajustes de empleo y oficinas que se han producido en el sector bancario desde la pasada crisis. En el mismo foro en el que Cani Fernández negó un problema de competencia en España, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos respaldó esta estrategia de la banca. “El sector tiene un problema de rentabilidad, no solo en España, en Europa, y de sobrecapacidad. Un sector bancario no rentable nos provocará un problema de estabilidad financiera y todos sabemos cómo acaban estos problemas”, aseguró.

Tanto él como la subgobernadora, Margarita Delgado, han defendido que, aunque desaparezcan entidades por las fusiones bancarias, la competencia sigue creciendo en el sector por la entrada de las fintech y de los nuevos actores en el mercado. Otros directivos del organismo han planteado esta visión siempre que se ha tenido ocasión en los últimos meses. “Estamos aún lejos de un oligopolio bancario en España, la competencia se mantiene muy viva en el sector”, aseguró la directora general Mercedes Olano en primavera, señalando que todavía hay 10 grandes grupos y “bastantes” más pequeños.

El Banco de España ha seguido, pues, la línea trazada por el Banco Central Europeo que, tras la llegada de la pandemia, aceleró sus exigencias de fusiones, creando incluso incentivos contables para que se produjeran. Los argumentos entre el supervisor español y el europeo coinciden. “En España se ha producido un proceso de consolidación bancario para mejorar la rentabilidad, si no la había, con el tiempo habría una crisis de solvencia”, aseguró su vicepresidente, Luis de Guindos, en el mismo foro en el que Hernández de Cos y Fernández respaldaron la concentración en el sector. Eso sí, con un mensaje final: “En España el nivel de consolidación comienza a ser bastante importante”.

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